Ansiedad: conociéndola más de cerca

¿Qué es la ansiedad?

La ansiedad es una de las emociones más comunes y universales que podríamos definir como una sensación deangustia e inquietud sin que se pueda asociar a una causa aparente. En este aspecto es lo que lo diferencia del miedo, uno sabe a qué tiene miedo pero en el caso de la ansiedad no tiene claro qué es lo que le lleva a sentir esa sensación de tensión, de preocupación.

Ésta puede afectar en todos los ámbitos de la vida de una persona o simplemente, en uno determinado. A su vez, puede manifestarse en sus diferentes áreas, a nivel físico, cognitivo, conductual y emocional.

Claves para superar la ansiedad

En muchas ocasiones un poco de ansiedad puede ser el motor perfecto para empezar a hacer cambios en nuestro beneficio, como se dice coloquialmente “ponernos las pilas”, pero si el nivel aumenta podemos encontrarnos en una situación amenazadora.

Hay muchos estudiantes que esperan hasta el último momento para estudiar porque cuando se acercan las fechas de exámenes, una pequeña dosis de ansiedad se convierte en un motor sensacional para concentrarse y ponerse a estudiar seriamente. No vamos a decir que esto sea lo más positivo o que sea una buena estrategia ya que la ansiedad puede subir a un nivel tan estresante que sea muy difícil concentrarse y no pensar en lo peor.

Síntomas de la ansiedad

Cada persona puede enfrentarse y afectarle a la ansiedad de una forma diferente, tanto física como emocionalmente.

Si nos centramos en los síntomas emocionales que puede despertar la ansiedad, uno de los más frecuentes es la negatividad y la preocupación excesiva, es como si uno perdiera la objetividad y todo fuera cuesta abajo. Unas inmensas ganas de llorar o incluso un llanto descontrolado puede estar relacionado con la ansiedad, tensión, irritabilidad, problemas para conciliar el sueño o periodos de insomnio, etc.

Mitos del estrés

El estrés es igual para todos

Muchas personas consideran que el estrés nos afecta a todos por igual o que su origen se debe a causas comunes, todos debemos sentir estrés por las mismas razones de la misma manera que todos dejaríamos de sentir estrés con las mismas soluciones.

Un error con mayúscula, la verdad. No todas las personas viven los mismos acontecimientos de la misma manera,no todos sienten estrés por lo mismo y por tanto, la consecuencia de estos es bastante diferente en cada persona, cada uno tiene su historia y ésta afecta a la persona de una forma diferente: un hecho traumático anterior puede servir para haber desarrollado diferentes herramientas psicológicas para hacer frente a las cosas o por el contrario, puede hacerla más vulnerable.

Cada persona es única y es erróneo intentar tratar a todas las personas como seres iguales cuando cada uno tiene una vida diferente, una forma de sentir diferente y una reacción distinta a cada situación.

¿Qué es la ansiedad?, síntomas.

La ansiedad es una reacción que se despierta en el organismo como fruto de la anticipación cognitiva de un acontecimiento o emoción. Por lo tanto se trataría de un miedo anticipado a algo que no está en el presente, pero que se siente como una amenaza.

La sensación de ansiedad se parece mucho a la del miedo, aunque la diferencia estriba en que en el caso del miedo existe algo concreto que puedo ver en el ambiente, por ejemplo un perro que se abalanza, mientras que la ansiedad es como un miedo sin objeto, al menos sin un objeto visible que suponga una amenaza inmediata; un miedo al miedo.

La ansiedad es un síntoma que experimentan todos los seres humanos, cada uno en un grado, cada uno por un motivo diferente…En ocasiones es un miedo a los propios sentimientos, como cuando la ansiedad es la antesala de otra emoción, de otro sentimiento que estamos parapetando. Hay algo de nuestro pasado que ha de salir, algo que llevamos dentro y que hasta ahora no hemos podido expresar.

Los cinco mitos sobre el estrés

Mito 1: El estrés es malo. En realidad, existen dos tipos de estrés y uno de ellos es beneficioso. Se trata del eustrés, un grado de estrés que nos permite mantenernos con los cinco sentidos alertas, que nos motiva a trabajar y a ser más creativos. Es el estrés que nos mantiene despiertos cuando debemos estudiar para un examen o el que nos infunde energías que ni siquiera sabíamos que teníamos cuando debemos enfrentar un proyecto largo. Cuando el eustrés se extiende durante mucho tiempo, se convierte en distrés. Y este si nos provoca desequilibrios a nivel psicológico y físico.

Mito 2: Sin síntomas no hay estrés. Realmente, las primeras etapas del estrés cursan de manera asintomática y ello no significa que no exista. Los síntomas físicos como el cansancio o los problemas gastrointestinales y dermatológicos se comienzan a apreciar muy tarde, cuando el estrés ya lleva meses o años actuando. Obviamente, lo ideal es estar atentos a los síntomas que se aprecian en el orden psicológico como la irritabilidad y la ansiedad.

Mito 3: El estrés es el mismo para todos. Si bien algunos psicólogos afirman que existen situaciones que tienen una carga estresante para la mayoría de la persona, lo cierto es que cada cual responde de manera diferente al estrés, en parte, porque cada persona le confiere su propio significado emocional a las diferentes situaciones que va viviendo. ¿Qué significa esto? Que existen situaciones particularmente estresantes como podría ser la pérdida del trabajo pero algunos la vivencian de una manera más fuerte que otros e incluso, hay para quienes este hecho se convierte en una nueva oportunidad.
Mito 4: El estrés está en todos los lugares, tenemos que aprender a convivir con él. Es cierto que muchas realidades de la vida cotidiana resultan difíciles de sobrellevar como los vaivenes económicos, la incertidumbre, las largas horas de trabajo… Estas situaciones suelen producir estrés. Sin embargo, no tienes por qué aceptarlo, como si fuera un mal necesario. Existen muchas técnicas para lidiar con el estrés y existen formas de vida más relajantes. De hecho, no es casualidad que en los últimos años se hable cada vez más de Downshifting.
Mito 5: Las estrategias de toda la vida para reducir el estrés son las mejores. Algunas estrategias populares son eficaces para lidiar con el estrés pero otras no lo son. Por ejemplo, una de las tácticas populares para reducir el estrés afirma que es necesario realizar otras actividades que nos hagan olvidar. En parte, esta estrategia puede ser eficaz pero solo si se opta por actividades como el yoga, la relajación, la práctica de ejercicios físicos al aire libre…

Bruxismo

¿Qué es el bruxismo?

Podríamos definir el bruxismo por el hábito inconsciente de rechinar o apretar los dientes como una forma de liberar el estrés. El bruxismo puede provocar pérdidas de piezas dentales a dolor muscular o de cabeza, lo que suponga que muchas personas acudan al odontólogo en lugar de preguntarse algo sobre su malestar.

Podríamos decir que encontramos dos tipos de bruximos, el diurno que suele estar más relacionado con apretar los dientes y el nocturno que suele ser más frecuente rechinar la dentadura. Ambos tipos de bruximo pueden afectar desde edades tempranas a la vejez y no se encuentran diferencias entre ambos sexos, de momento.

Tratamiento

Algunos afirman que el bruxismo puede desaparecer por sí solo en cualquier momento de la vida, otros que sobre los 40 años desaparece sin tener que haber realizado ningún tratamiento, mientras que otros afirman que una terapia psicológica es fundamental para erradicarlo (siempre que no hagamos referencias a causas físicas) junto con un tratamiento odontológico.

Cuando una persona con bruxismo acude al odontólogo suelen indicarle diferentes posturas para dormir o disminuir el malestar, el problema es que con esto el bruxismo no termina, sólo se aminora.

Para poder erradicar este síntoma deberíamos de entender porqué sucede, a qué se debe más allá de una posible acción para escapar del estrés y la ansiedad.De esta manera, si entendemos el bruxismo como un síntoma y lo eliminamos, la ansiedad que lo provoca necesitará de otro síntoma para dar salida  a esa ansiedad por lo que se generará otro síntoma.

Desde mi punto de vista sería importante e interesante conocer cuál es el origen de la ansiedad que ha creado el bruxismo y otros posibles síntomas.

El pensamiento catastrofista: Una causa de la ansiedad

Preocupaciones, ansiedad, estrés, pánico, pensamiento catastrofista… pueden parecer palabras y conceptos diferentes (porque lo son) pero en realidad están muy vinculados entre sí. Para los que no sepan qué es el pensamiento catastrofista, les explico que se trata de una forma de comprender el mundo y los hechos desde una perspectiva irracional que tiende a magnificar los hechos y sus consecuencias así como a imaginar posibles desastres.

En resumen, se trataría de una persona que exagera las cosas en sentido negativo y que se siente continuamente ansiosa y con miedo frente a las posibles contingencias que podrían suceder. Como ya podrás presuponer, este tipo de pensamiento guarda una estrecha relación con la ansiedad puesto que la potencia de forma superlativa. El pensamiento catastrofista es una de las causas de la ansiedad, no es la única pero sin lugar a dudas está presente en una gran parte de los casos. Afortunadamente, el pensamiento catastrofista se puede corregir.
El primer paso es detectar que existe un pensamiento catastrofista. Puede parecer una verdad de Perogrullo pero lo cierto es que la mayoría de las personas que piensa de esta forma, cree que sus ideas y temores son completamente fundados. La verdad es que la peor situación que se te pueda ocurrir, puede pasar. Pero las posibilidades de que sucedan son tan mínimas que no vale la pena amargarse la vida por ello.
Por tanto, pregúntate si tiendes a empeorar las situaciones y si sueles ver problemas enormes allí donde no los hay. Quizás lo mejor es que te ayudes de un amigo sincero y le preguntes qué piensa al respecto. Seguramente su visión será mucho más objetiva que la tuya (a no ser que también sea un catastrofista).
El segundo paso es analizar las consecuencias de este tipo de pensamiento. ¿Cómo te sientes cuando imaginas una catástrofe? ¿Te hace sentir bien o mal? ¿Notas cambios en tu organismo, quizás comienzas a sudar, sientes palpitaciones o tienes problemas para respirar? Todos estos son síntomas de la ansiedad y, si no se controlan a tiempo, la catástrofe que tanto vaticinabas terminará llegando pero provocada por ti mismo.
Darte cuenta de los daños que te provoca este tipo de pensamiento es importante porque esto te motivará a cambiar. Si lo prefieres, haz una lista con las consecuencias negativas y léela cada vez que te sientas desfallecer o estés tentada a pensar de esta forma.

Crisis de angustia

Pánico.

La persona que sufre episodios de pánico se siente súbitamente aterrorizada sin una razón evidente para sí misma o para los demás. Durante el ataque de pánico se producen síntomas físicos muy intensos: taquicardia, dificultad para respirar, hiperventilación pulmonar, temblores o mareos. Los ataques de pánico pueden ocurrir en cualquier momento o lugar sin previo aviso.

Durante un ataque de pánico o crisis de angustia se presenta al individuo una súbita aparición de un nivel elevado de ansiedad y excitación fisiológica sin causa aparente. La aparición de estos episodios de miedo intenso es generalmente abrupta y suele no tener un claro desencadenante. Los ataques de pánico se manifiestan como episodios que irrumpen abrupta e inesperadamente sin causa aparente y se acompañan de síntomas asociados al miedo, tales como hipertensión arterial súbita, taquicardia, dificultad respiratoria (disnea), mareos e inestabilidad, sudoración, vómitos o náuseas, síntomas todos ellos coherentes con el miedo que los provoca. Generalmente acompaña a la crisis una extrañeza del yo junto a una percepción de irrealidad y de no reconocimiento del entorno.

Los ataques de pánico no duran mucho pero son tan intensos que la persona afectada los percibe como muy prolongados. A menudo el individuo siente que está en peligro de muerte inminente y tiene una necesidad imperativa de escapar de un lugar o de una situación temida (aspecto congruente con la emoción que el sujeto está sintiendo). El hecho de no poder escapar físicamente de la situación de miedo extremo en que se encuentra el afectado acentúa sobremanera los síntomas de pánico.

Experimentar un ataque de pánico es una terrible, incómoda e intensa experiencia que suele relacionarse con que la persona restrinja su conducta, lo que puede conducir, en casos, a adoptar conductas limitativas para evitar la repetición de las crisis. El trastorno puede desembocar en agorafobia, por miedo a presentar nuevas crisis si se presenta una fuerte conducta evitativa en el afectado.